Fechas: Mediados Mayo 2022 | Alojamiento: Barrio de Lapa
Oporto, la segunda ciudad más importante de Portugal, se ubica en la desembocadura del río Duero y su nombre proviene de "Portus Cale" (papel de la ciudad como puerto del Duero), que en tiempos romanos designaba a la región que hoy conocemos como Portugal. Es famosa por su vino, su casco histórico y la calidez de su gente.🍷
Nos alojamos en el barrio de Lapa, una zona de clase obrera baja, tranquila y económica, a 30 minutos andando del centro. En mediados de mayo, Oporto ofrece un tiempo primaveral cambiante, con ratos de sol y momentos de lluvia ligera. Ideal para pasear con ropa cómoda y ligera, y siempre recomendable llevar un paraguas o impermeable por si la ciudad decide sorprenderte con una lluvia inesperada.
Se recorre la ciudad principalmente a pie, por lo que es imprescindible llevar buen calzado. Oporto está lleno de calles empedradas y adoquines que le dan su encanto, pero que pueden ser un reto para zapatos inadecuados.
Aterrizamos en Oporto a las 15h, con esa mezcla de nervios y expectación que siempre acompaña a los primeros pasos en una ciudad desconocida. Desde el aeropuerto tomamos la línea E del metro, rápida y económica, que en apenas 45 minutos nos dejó en la estación de Lapa.
El barrio de Lapa nos recibió con su ambiente tranquilo y cotidiano, lejos del bullicio turístico. Tras dejar las maletas, nos lanzamos a explorar sin prisa, dejándonos perder entre callejuelas hasta topar con el majestuoso puente de Dom Luís I. Allí, con el Duero a los pies, , nos sacamos las primeras fotos del viaje y encontramos un rincón encantador sobre el Parque das Virtudes, desde donde contemplamos un atardecer de postal, rodeados de locales y viajeros disfrutando del momento. 🌅
La velada continuó con amigos locales en el Café El Reys, entre risas, canecas (jarras de cerveza) y copos (vasos de vino). Una primera noche que acabó más larga de lo esperado, pero perfecta para sentirnos parte de la ciudad. 🍻
En Portugal pedir una cerveza no es tan sencillo como parece: imperial es una caña, caneca es una jarra, copo es un vaso y taça se refiere a una copa (generalmente de vino). ¡Cuidado al pedir, que puedes acabar con más cantidad de la que pensabas! 😉
El segundo día lo empezamos con calma, sin prisas. A las 11:15 teníamos cita con el Tour Clásico de 1-2-Tours, que partía desde la Plaza de la Libertad. Allí, junto a nuestro amigo y una de sus compañeras, nos unimos a un recorrido que nos abriría las puertas de la historia de la ciudad.
Durante el tour nos adentramos en la esencia de Oporto: desde las Galerías de París con su aire bohemio, hasta la mítica Librería Lello, cuya escalera de caracol parece sacada de un cuento y que inspiró a J.K. Rowling en su estancia en la ciudad. Pasamos también por el bullicioso Mercado do Bolhão, la esbelta Torre dos Clérigos, la estación de São Bento, famosa por sus murales de azulejos que narran episodios históricos, y muchos rincones donde la historia reciente —incluida la dictadura— aún resuena en las piedras.
En la Iglesia de Lapa se guarda el corazón de Pedro IV, uno de los reyes más queridos por los portugueses. Esta reliquia viajó desde Brasil hasta Oporto y hoy descansa allí como símbolo de unión entre continentes.
En portugués, el té se llama chá, una palabra que los portugueses adoptaron directamente del chino (茶). Gracias a sus rutas comerciales con Asia, Portugal fue de los primeros países europeos en incorporar este término, mientras que otros adoptaron variantes como "tea". Hoy en Oporto, pedir un "chá" es parte del día a día.
Tras el tour regresamos al alojamiento para reponer fuerzas. Una visita rápida al supermercado Pingo Doce nos permitió descubrir productos locales y disfrutar de un almuerzo sencillo antes de volver al centro por la tarde.
Esa segunda parte del día la dedicamos al casco histórico. Paseamos por la Catedral de Oporto y el Palacio Episcopal, para después darnos un capricho: una merienda de pastéis de nata recién horneados en La Fábrica da Nata, justo al lado del Mercado de Bolhão 🥮.
El viernes concluyó con una cena inolvidable en la Taberna d’Avó. Allí probamos un bacalhau à Brás 🐟 que todavía recordamos con una sonrisa. Un consejo: no aceptan reservas y los portugueses cenan pronto, así que conviene llegar temprano para evitar colas.
El sábado amaneció soleado y con ganas de seguir descubriendo Oporto. Teníamos reservado el Tour por la Ribeira y Vila Nova de Gaia, un recorrido que nos llevó por el pintoresco barrio de la Ribeira, con sus fachadas de colores reflejadas en el Duero, y que cruzó hasta la otra orilla para pasear por Gaia.
Allí nos topamos con uno de los iconos urbanos más famosos: el mural del conejo🐇 del artista Bordalo II, realizado con materiales reciclados y que se ha convertido en un símbolo de creatividad y sostenibilidad en la ciudad. Pero la guinda llegó con la visita a la bodega Ramos Pinto, donde descubrimos los secretos del vinho do Porto y, por supuesto, disfrutamos de una cata inolvidable 🍷. Eso sí, ¡cuidado con el dulzor y la intensidad, porque pega más de lo que parece!
El vino de Oporto se diferencia porque se detiene la fermentación añadiendo aguardiente, lo que conserva el dulzor natural de la uva y eleva el grado alcohólico. Esta técnica surgió en el siglo XVII para que los vinos resistieran los largos viajes en barco hacia Inglaterra.
Después de las copas, era momento de reponer fuerzas. Nuestro amigo nos recomendó el restaurante Casa Dias, un local familiar de toda la vida, donde nos recibieron con hospitalidad portuguesa y una caldereta de almejas y pescado que aún recordamos con cariño. Platos abundantes, sabor casero y precio justo: la definición de un lugar BBB (bueno, bonito y barato).
Por la tarde, con el estómago feliz, optamos por algo más ligero: un helado en Gelatopia, frente al Palacio de la Bolsa, en la Plaza Infante Henrique. Perfecto para refrescarse antes de continuar la caminata.
El paseo nos llevó hasta los Jardines del Palacio de Cristal, un rincón verde lleno de pavos reales que parecían custodiar aquel rincón verde de la ciudad🦚. Allí disfrutamos de un respiro de naturaleza antes de continuar hacia el oeste, pasando por la moderna Casa da Música y el Monumento a los Héroes de la Guerra Peninsular.
La Casa da Música no solo es un edificio icónico por su arquitectura futurista, sino también un centro cultural donde confluyen géneros de todo el mundo. Se ha convertido en un símbolo de la Oporto contemporánea.
La jornada coincidió con una celebración muy especial: en la Plaza de la Libertad se festejaba el título de liga del F.C. Porto 🔵⚪️(temporada 21/22). El ambiente era vibrante, aunque nosotros preferimos recogernos después del largo día para ver Eurovisión. España quedó en una meritoria tercera posición, mientras que Ucrania se llevó la victoria ese año. 🎤📺
El domingo lo dedicamos a una de las joyas arquitectónicas de Oporto: el Palacio de la Bolsa. Este edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad, nos sorprendió por la majestuosidad de sus salas, entre ellas el célebre Salón Árabe, una maravilla decorativa que parece transportarte a otro continente. Aunque la entrada requiere reserva previa, merece completamente la pena visitarlo.
Para la comida nos habíamos asegurado mesa en Brasão Coliseu, famoso por preparar una de las mejores francesinhas de la ciudad. Este contundente sándwich 🥪, bañado en salsa picante de cerveza y vino, es todo un icono gastronómico de Oporto. Confieso que me encantó 😋.
Antes del tour vespertino, nos acercamos a la Capilla de las Almas, un templo pequeño pero encantador, cuya fachada cubierta de azulejos blancos y azules relata escenas de la vida de santos. Una de esas joyas escondidas que enamoran al primer vistazo.
A las 16h comenzamos el Tour Medieval, que nos llevó al corazón más antiguo de la ciudad. Descubrimos los vestigios de la muralla romana, recorrimos el barrio judío y el barrio medieval con sus casas diminutas y llenas de carácter, y visitamos la Catedral junto al Palacio Episcopal. Este recorrido nos resultó aún más fascinante que el clásico: por unas horas parecía que habíamos viajado al pasado.
Tras tanta historia, repusimos energías con unos pastéis de Belém recién hechos. La jornada terminó con una cerveza en el Ferro Bar, un local auténtico, sin artificios, con buena música y vistas al río desde su terraza. Justo al lado, la estación de São Bento nos recordó por qué es uno de los lugares más visitados: sus murales de azulejos cuentan episodios de la historia de Portugal con un nivel de detalle impresionante.
Para el lunes ya habíamos explorado buena parte de Oporto, así que decidimos darle un giro a nuestra ruta. Nuestro amigo local nos recomendó visitar Guimarães, una ciudad cargada de historia y considerada la cuna de Portugal. Desde Oporto se puede llegar fácilmente en tren, pero en nuestro caso fuimos en coche, lo que nos permitió disfrutar del paisaje... y también vivir una pequeña aventura.
Antes de llegar, la jornada nos regaló una anécdota que seguro recordaremos siempre: ¡tuvimos que cambiar una rueda pinchada bajo la lluvia! 🌧️🔧 De esas situaciones que en el momento resultan incómodas, pero que terminan convirtiéndose en parte de la magia de un viaje.
Una vez en Guimarães, comenzamos nuestra visita por el Largo do Toural y el centro histórico, lleno de plazas empedradas, balcones de hierro forjado y una atmósfera medieval muy especial. Paseamos por las antiguas murallas y visitamos el Castillo de Guimarães, símbolo de la independencia portuguesa, y el elegante Palacio de los Duques de Braganza, residencia señorial que impresiona por su colección de tapices y mobiliario.
Guimarães es conocida como la cuna de Portugal porque fue aquí donde nació el primer rey del país, Afonso Henriques. Se dice que en estas tierras se gestó la identidad nacional portuguesa. De hecho, en el castillo todavía ondea una bandera con la frase: Aqui nasceu Portugal (“Aquí nació Portugal”).
La comida la disfrutamos en un restaurante tradicional recomendado por nuestro amigo (pendiente de concretar, pero la hospitalidad y buena mesa no faltaron). Tras recorrer las calles llenas de encanto, emprendimos el regreso, pero con una parada muy especial: contemplar el atardecer en la costa, un cierre perfecto para un día fuera de la ciudad 🌅.
A pesar de los imprevistos, la visita a Guimarães resultó una experiencia enriquecedora y muy recomendable si dispones de varios días en Oporto. Es una excursión que combina historia, arquitectura y el encanto único de una ciudad que respira tradición.
El penúltimo día amaneció tranquilo, con la sensación de que el centro histórico de Oporto ya no guardaba secretos para nosotros. Por la tarde, quisimos darle un aire diferente a la jornada: alquilamos unas bicicletas en Biclas & Tríalas 🚲 y comenzamos un paseo inolvidable por la ribera del Duero. A medida que avanzábamos, el río nos fue conduciendo hacia la costa atlántica, hasta llegar a la playa de Matosinhos, donde la brisa marina nos recibió con su frescura y ese aroma a sal que anuncia el océano.
Matosinhos no es solo playa y surf 🌊. Su puerto pesquero es uno de los más importantes del norte de Portugal y, durante generaciones, ha abastecido a Oporto con sardinas y pescado fresco. De hecho, cada verano se celebra allí la famosa Festa de São Pedro, donde las sardinas a la brasa son las auténticas protagonistas.
Al regresar de la costa, nos esperaba un encuentro especial: una última cerveza 🍻 con nuestro querido amigo y guía en la plaza dos Poveiros. Esta plaza, antaño refugio de bares tradicionales, hoy mezcla lo clásico con lo moderno, ofreciendo un ambiente perfecto para brindar por la amistad.
Para la cena elegimos un clásico de Oporto: Casa Guedes, donde probamos su mítico bocadillo de pernil con queijo da Serra 🥪. Sencillo pero absolutamente delicioso.
La noche se tiñó de melancolía. No podíamos irnos sin una última despedida del Duero y del puente Luis I iluminado ✨. Allí, con las luces reflejadas sobre el agua y el murmullo nocturno de la ciudad, cerramos nuestra penúltima jornada en Oporto con la certeza de haber vivido una experiencia irrepetible.
Para nuestro último día en Oporto, aprovechamos la mañana para dar un paseo tranquilo por el norte de Lapa y hacer algunas compras de souvenirs 🎁. La ciudad, siempre acogedora, nos invitaba a retener sus colores y aromas antes de nuestra partida.
Visitamos el cementerio de la Iglesia de Lapa, un lugar con historia y leyendas que atraen tanto a locales como a viajeros curiosos. Entre sus tumbas y panteones, se respira el recuerdo de generaciones de portuenses. Una curiosidad: se dice que el cementerio fue escenario de antiguos rituales y que algunos visitantes aseguran sentir la presencia de figuras misteriosas al atardecer 🌫️. Al lado, la iglesia homónima nos dejó admirar sus detalles arquitectónicos y los tonos cálidos de sus azulejos.
Desde allí nos dirigimos al Jardim da Arca d’Água, un pequeño oasis verde ideal para contemplar la ciudad y tomar aire fresco 🌳. Sin embargo, la mañana avanzaba y las nubes comenzaron a cubrir Oporto, despidiéndonos con aires de tormenta ⛈️. Fue un final perfecto: la ciudad nos mostró su carácter imprevisible y su belleza melancólica al mismo tiempo.
En el Cementerio de Lapa descansan personalidades de la historia portuguesa, pero también abundan leyendas de espíritus que se aparecen entre las esculturas de ángeles al caer la tarde. Una visita que combina belleza y melancolía. 👻
Para que tengas una referencia clara, este fue el coste total de 6 noches por persona en Oporto:
Así se reparten los 425 € por persona del viaje:
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